lunes, 9 de febrero de 2015

Arcos neolíticos con una antigüedad de más de 7.000 años




¿La caza con arco se inició como un deporte o como método de subsistencia?. El estudio de tres arcos de madera de tejo, hallados en el yacimiento de La Draga (Girona) en 2012, parece decantarse por lo primero. "Comparando los escasos restos animales silvestres y el abundante material de caza encontrados en el yacimiento, llegamos a la conclusión de que la alimentación no era el principal objetivo de la elaboración de objetos de caza. La arquería neolítica podría haber tenido una importante función social y de colectividad, además de aportar prestigio social a la actividad física y a los individuos involucrados en ella", explica el investigador del CSIC Xavier Terradas, de la Institución Milá y Fontanals y autor del hallazgo, publicado en la revista Journals of Archaeological Science.
Según el estudio, en algunos casos el prestigio estaba ligado al tipo de animal cazado, mientras que otras veces se relacionaba con la distribución que se realizaba de la presa que con el propio abatimiento del animal. "Las presas de mayor tamaño, como recurso colectivo, podrían haber jugado un rol importante, incluso en casos en los que constituyeran un recurso puntual o esporádico", añade Raquel Piqué, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Los más antiguos de Europa

El análisis de los tres arcos confirma una antigüedad estimada entre 4.000 y 7.200 años, lo que los posiciona como los más antiguos de su género hallados en Europa hasta el momento.
Una de las tres piezas está conservada de forma íntegra. Mide 1,08 metros de longitud, 25 milímetros de anchura y 15 milímetros de espesor. Estas dimensiones son inferiores a la media del resto de arcos neolíticos encontrados en otros puntos de Europa. Sin embargo, los investigadores suponen que las otras dos piezas tendrían un tamaño mayor que se acerca más a los europeos, basándose en las dimensiones de las partes conservadas.
"Los arcos recuperados en La Draga, además de constituir un documento material único de la arquería y de la tecnología cinegética del Neolítico inicial, constituyen una evidencia arqueológica única para evaluar el rol social de la caza en las primeras sociedades campesinas, así como para abordar aspectos cruciales como la especialización económica, la división del trabajo y la naturaleza del acceso a los recursos", concluye Terradas.

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